DÍAS LLUVIOSOS

    Hoy la lluvia empezó desde medio día y no dejó de hacerlo hasta pasada la media noche, había amanecido nublado y aunque normalmente para medio día ya estaría despejado, soleado y caluroso, hoy no fue el caso. Al contrario, empezó a nublarse más y en las montañas de a lo lejos, podía verse neblina cada vez más espesa, de esa que llega hasta el suelo. Y entonces, empezó la lluvia, se detenía a ratos y regresaba con más fuerza. Tal vez les suene cliché, pero me encanta este clima, me dan ganas de hacerme bolita en mi cama con las cobijas y alguna serie o lectura de mi interés. Pero la vida adulta ya no te permite hacerlo, a menos claro que se termine la jornada laboral y en mi caso también la del hogar, lo cual complica aún más hacerlo posible.

    Días así me remontan a otros tiempos, a tiempos más infantiles, más inocentes, más orgánicos, el olor a tierra mojada que inundaba mi nariz y la frescura que sentía después de una lluvia tan tempestuosa, me relajaba al punto de darme una extraña paz y tranquilidad que a día de hoy ya no llega tan fácilmente por más lluvia que haya.

    Hoy las lluvias fuertes y extensas como la de hoy me trae más nostalgia y un extraño dolor en el pecho que se lo atribuyo a lo mismo, los recuerdos y lo vivido en días de lluvia en los que no me preocupaba por mojarme, enfermarme y tener que faltar al trabajo...

Días lluviosos como hoy, me alegran y me entristecen de igual manera, pero no dejan de ser mis días favoritos.

Misaki E.